Ella lo miro a los ojos, temerosa
de lo que pudiera pasar, no quería que ese sentimiento se interpusiera entre
ellos una vez más, por eso no dijo nada, simplemente se calló, lo miro a los
ojos y le sonrió, él mientras tanto incrédulo, le devolvió esa sonrisa de
manera muy sincera, realmente la amaba y no podía negarlo más, ese sentimiento
lo había atormentado durante meses, por fin había podido serle franco y estaban
juntos.
Era la mesa de ese bar, que habían
elegido para salir, para conversar y desde ahí empezar, algo nuevo, hubo algo
anterior, pero este era un nuevo comienzo, estaban aprendiendo de los errores
del pasado y no iban a dejar pasar esta oportunidad. El la tomo de la mano le
dijo otra vez, que la amaba, que su belleza lo deslumbraba pero era su
personalidad lo que lo había enamorado perdidamente. Era su actitud ante la
vida que a veces lo intimidaba, pero sabía que ella era sensible, tierna y romántica,
aunque cuando se enojaba sacaba u lado fuerte, gritaba, se imponía y hacia que
nadie quisiera ser la causa de su mal humor. Le dijo todo lo que era ella para
él, era todo, pero ella seguía teniendo dudas, lo quería pero no lo amaba, quería
estar con él, pero no estaban al mismo nivel de compromiso en esa relación.
Ella tenía dudas, no quería lastimarlo, pero sabía que había alguien más en su corazón,
una persona que le causo mucho dolor, y que ahora quería olvidar, no quería que
esa relación se convirtiera en algo que no era verdadero.
Decidieron salir del bar a
caminar, a recorrer la ciudad, que una noche de primavera, en medio de la
semana a esa hora, era tranquila ya no había nadie, podían caminar un poco para
despejarse, conversar y saber si podían hacer algo más. Al borde del rió era el
lugar ideal, para estar tranquilos, él la volvió a mirar a los ojos como toda
la noche, le acomodo el pelo por detrás de la oreja, mientras ella no pudo
sostenerle la mirada, cedió, bajo la guardia y fue ahí cuando la beso, un beso
largo y sincero, un beso que calló el ruido de la ciudad y de sus pensamientos,
un beso que alejo todo lo malo e hizo de ese instante perfecto, nada lo interrumpió,
nadie los molesto a ellos nada les importo, fue un instante o fueron horas, eso
no les importo, fue ese momento que acallo las dudas en la cabeza de ella, sabía
que era él.
No sabía si seria para siempre,
no sabía cuánto duraría, pero ahora tampoco le importaba, lo volvió a mirar a
los ojos como en el bar, pero las dudas habían
desaparecido, él la miro a los ojos y la abrazo, ella se sintió contenida,
protegida y amada.
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