Fue una
tarde de otoño, cuando como todos los días se juntaba con los amigos después de
salir de trabajar, tenia que seguir porque ya había empezado la facultad y no
tenia tiempo que perder, los demás se burlaron un poco de él, pero siempre en
broma, sabían cuan dedicado a sus cosas era. No tenia otra cosa en mente que triunfar,
no se le pasaba absolutamente nada más por la cabeza, desde siempre no paro de
estudiar, de trabajar, de aplicar todos esos conocimientos que siempre tuvo,
nunca dejo de salir, de divertirse, de tener amigos y novias, pero tenia bien
claras sus prioridades, y quería triunfar, sobresalir, destacarse, escaparse
del pelotón, demostrar que era bueno.
Para todos
sus objetivos en su vida, sabia que no tenia más opciones que dedicarse al 200%
a lo que deseaba, se enfocaba en algo y lo lograba, y no era porque fuera
extremadamente inteligente, ni que tuviera la vida acomodada, sino todo lo
contrario, la dedicación era su gran virtud, estaba dispuesto a lograr algo y no
dejaba que nada lo desenfocara de su objetivo, fue una virtud que descubrió su
madre cuando de muy pequeño intento caminar, simplemente se callo un millón de
veces pero no desistió hasta lograrlo, estaba en su ser desde que nació, en un
parto complicado, en el cual un gran medico le salvo la vida, ese bebe quería vivir
y estaba decidido, y fue así siempre, nunca perdió la sonrisa, nunca perdió la convicción.
Aunque como él siempre decía, nadie es perfecto y todos tienen un punto débil.
Ahí estaba
ella, la amiga de la novia de un amigo de él, ella era su punto débil,
simplemente con una palabra destruía toda su entereza, simplemente lo dejaba
tirado por los suelos, sin saber que hacer, era ella, podría conocer a millones
de personas, pero era ella en particular la que le destruía el mundo, la que le
hacia bajar la guardia, él podía liderar una revolución si se lo propina pero
no sabia como conquistarla, a ella en particular, nunca tuvo problemas para
habar con personas del sexo opuesto, de hecho se le daba muy bien eso, pero
ella simplemente lo dejaba con la guardia baja y lo más vulnerable posible.
Fue esa
tarde de otoño que la conoció, cuando paso a saludar a su amigo, estaba su
novia y estaba ella, de pronto esa noche estaba tratando de dormir, y la imagen
de ella no dejaba que se apagara su mente, y pasaron los días, quizás los meses
y eso no dejaba de torturarlo, ella estaba ahí, no tenia problema para hablar
con ella, pero cada vez que hablaban se daba cuenta que estaba sintiendo algo
que jamás había sentido, estaba conociendo lo que la gente emocional llamaba
amor, el trato de darle una explicación lógica a ese sentimiento, pero no podía
ni controlar las pulsaciones de su corazón,
estaba totalmente fuera de control , por más que por fuera como siempre parecía
un tempano de hielo emocional, por dentro tenia la propia batalla de las
Termopilas, sus sentimientos más íntimos querían salir. Por momento no solo quería
decírselo en la cara, sino quería gritarle al mundo que la amaba, pero no podía,
no podía controlar eso, sentía que iba a perder el control y eso lo
desesperaba.
Él siempre
fue una persona racional, siempre calculo sus movimientos al milímetro con la precisión
de un relojero suizo pero esto lo sacaba de contexto, después de todo el amor
era irracional, pero el no creía en el amor, o no quería creer en un
sentimiento que pudiera dominar a su poder de razonamiento, a su lógica casi
perfecta.
Pero si era
tan decidido porque no iba por ella, porque no la invitaba, el mismo no entendía,
porque ella le bajaba la guardia de tal manera que no podía pensar en otra cosa
que en ella, era como que si su cerebro se apagara con solo una sonrisa de
ella.
Definitivamente
era amor, pero cuanto más podría reprimirlo, cuanto más podría reprimir ese
sentimiento que lo volvía totalmente loco, que lo desquiciaba por momentos, que
lo llevaba a dejar el Heavy Metal por canciones románticas, ese sentimiento estúpido
que lo había llevado a escribir poemas de amor, si eso era un invento para el,
si ningún pensamiento era superior a la razón, no podía dejar que un
sentimiento le ganara, que un sentimiento lo llevara a hacer algo irracional, ¿Qué
tenia ella que con una sonrisa, podía tirar por tierra todos sus principios?,
cuanto más lo negaba más fuerte era, pero sabia que cometería un error y se arrepentiría,
sabia que si fallaba iba a sufrir, pero si había fallado mil veces en la vida y
nada lo había detenido ni quebrado nunca porque seria esta vez que pasaría, eso
era lo que hacia el amor, le dijo un amigo, músico y algo más emocional que él.
El amor te hace creer en imposibles, no te deja pensar con claridad, y hasta
hace que tu corazón lata más rápido cuando ese sentimiento es de verdad, es
genuino, el amor es más que una palabra que se prostituía por músicos y poetas
para vender más, no era ese el amor verdadero, el amor verdadero era ese
sentimiento que no podes entender, que no podes explicar, que te hace sentir
raro y te hace soñar. A veces no siempre tenia que ser a una persona, podía ser
a muchas cosas, hay gente que se enamora de una ciudad, de un lugar, de un
objeto y hasta de su trabajo. La pasión del hincha es amor. Esa era la explicación
de su amigo, su argumento de lo que el creía que era el amor.
Pero a pesar
de todo necesitaba una estrategia, necesitaba razonar cada palabra que iba a decirle,
como actuar y hasta como vestirse para que ella se fijara específicamente en
el, pero era ese el mayor error, creer que podía hacerlo. Quizás porque nunca
le había preocupado específicamente una chica en particular, porque sus
relaciones nunca dejaron heridas, quizás tenia razón esa novia que le dijo que
era la mejor persona del mundo, pero tenia que aceptar que no todo se hacia
mediante la lógica, y a veces hay que ser un poco más vulnerable, el nunca
engaño, nunca maltrato, no estaba en el eso, pero quizás si lastimo de la
manera más involuntaria y hasta inocente, con su manera de ser, estaba tan
enfocado en sus objetivos que se olvidaba de sus relaciones muy a menudo, con
sus amigos no era un problema, pero para sus parejas era algo que destrozaba
las relaciones, no era insensible simplemente le costaba comprometerse a una relación
como lo hacia con un trabajo , o una carrera. “una mujer nunca va a ser para mi
más importante que un trabajo”, fue la frase y fue casi lapidaria para el.
Pero esos
días ya de invierno, cuando volvía de la facultad de estudiar después de un día
agotador, mientras iba escuchando música, y una balada de esas que a él le
gustaban, saltaba en el reproductor, simplemente se le venia la imagen de ella
a la cabeza, casi como por arte de magia ella estaba siempre en sus
pensamientos, no podía evitarlo. ¿Y seguirla hasta el fin del mundo? Se preguntaba
¿Seria eso ahora una opción?, una expresión que siempre considero como una
estupidez, a esas personas que dejaban a veces una carrera por una relación,
nunca había entendido porque esas cosas, pero ahora las cosas estaban cambiando
para el.
Se
levantaba con ataques de ansiedad, después de soñar con ella, se quedaba horas
mirando el rio pensando en ella, le pasaban muchas cosas que no podía explicar,
simplemente sentir, o no sabía que era en realidad.
Y fue
cuando terminaba el invierno, que le mando un mensaje, a pesar de todo ese huracán
que había pasado por dentro de él, ese terremoto de emociones que ella provoco,
el no dio ni una señal de nada, se mantuvo imperturbable por el exterior, y se
hicieron amigos, pero no lo suficiente como para que la amistad le ganara a una
posible relación. Ese mensaje la invitaba a tomar algo, tranqui para pasar un
buen rato, pero el tomar algo, se transformo en una película y una cerveza después,
pero nada paso. A pesar de que solo pudo
confirmar que estaba estúpidamente enamorado de esa hermosa chica, de pelo
largo.
La segunda
fue de nuevo la misma rutina, otra película elegida por ella, estaba ahí parado
en la puerta del cine esperándola, como habían quedado, y ahí apareció ella,
caminando con una elegancia digna de las mejores modelos, o que estas mismas le
envidiarían, con un sonrisa que siempre la caracterizaba, esa sonrisa, amplia,
franca, sincera, que traslucía la felicidad de una persona integra con muchas
ganas de vivir, de no dejar nunca el resto, ese pelo largo y negro que era como
estar mirando a los ángeles mismos, que dejaba un estela por donde pasaba, para
después, cuando ella lo saludo, sentir su aroma, a algo que no podía describir
y era como la más adictivas de las drogas, el más dulce de todos los perfumes,
pero mirar sus ojos, era quizás lo que a el más le enamoraba de ella, esa
mirada, profunda, expresiva, transparente, hipnóticos, intimidantes.
Simplemente se quedo ahí parado, casi sin poder reaccionar, hipnotizado,
drogado, loco o enamorado, ya no era el con ella ahí, cuando sus labios se tocaron, ella sintió como
él estaba bajando la guardia, él se sintió vulnerable, el tipo que no creía en
el amor estaba totalmente enamorado sin quererlo, sin pensarlo, sin calcularlo,
ella estaba ahí para alterarle los planes al más perfecto plan para su vida.