lunes, 29 de octubre de 2012

CAPITULO 20- HORA DE LUCHAR


Enzo estaba destrozado, sabía desde hacía mucho tiempo que su amor por Lucia no había disminuido en lo más mínimo, pero pocas veces lo admitía en voz alta. Al pasar una noche despierto mirando los recuerdos que tenia de Lucia. Aún conservaba la carta que ella le había dado antes de partir, en aquellos tiempos que eran jóvenes y estaban dispuestos a conquistar el mundo. Recuerdos de un corazón roto que quería sanar y volver a vivir. Pero ahora ese corazón había sanado y estaba más vivo que nunca, era fuerte, había crecido y estaba cada vez más dispuesto a lograrlo.
Enzo estaba especialmente reflexivo esa noche, hacía más de un mes que había estado con Lucia y no podía sacársela de la cabeza, necesitaba salir, distraerse, por lo que tomo la camioneta y manejo hasta el centro.
Fue a un Pub, era uno que estaba hacía mucho tiempo, pero hacía mucho tiempo que no iba, llego, se sentó y pidió una cerveza, cuando estaba tranquilamente tomando, por la espalda se le acerco alguien y le pregunto “Enzo, ¿Qué haces acá?”, cuando se dio vuelta, no lo podía creer, era Luz, había vuelto de Europa y tenía unos días libres antes de irse a entrenar con la selección, él no había vuelto a hablar con ella desde que terminaron.
Ella estaba con unas amigas, pero se quedó con el conversando toda la noche, recordando el tiempo en el que estaban juntos, contándose de sus vidas. Ella se sorprendió mucho de que él se había casado, pero no le sorprendió para nada de que se hubiera divorciado, “pocos saben más que yo lo difícil que sos”, le dijo ella en un evidente tono de broma.
Luz estaba usando un pequeño departamento en el centro que era de su familia, esa noche terminaron juntos.
La situación con Luz en cuanto a los sentimientos que tenía Enzo, era parecido a lo que sentía por Lucia pero no tan intenso.
Dada las circunstancias, no de extrañar que ella lo invitara a quedarse, la escusa fue que no debería manejar hasta las afueras después de haber tomado alcohol.
Después de pasar una buena noche por la mañana mientras desayunaban y conversaban de muchas cosas, el la invito a pasar el día en su casa. No hubo dudas de que querían pasar un día juntos, se lo debían. Ella iba a partir, a seguir con su gran vida como deportista internacional, mientras que él tenía que seguir también con su vida.
El viaje demoro algo más de treinta minutos, sin incluir las paradas, para comparar comida, mientras iban en el auto, escuchaban música y cantaban totalmente desafinados, pero se divertían mucho.
Ya en casa de Enzo, ella se pasó un buen rato mirando los cuadros que estaban en la pared, haciendo comentarios de todos que nunca había visto, hasta se sorprendió de aparecer en uno de ellos, aunque no era una foto de ellos dos solos, y como había pasado con Lucia era una foto de grupo, “que buenos tiempos”, dijo señalándole a Enzo esa imagen en particular, los dos se rieron, mientras él le abría la puerta para que saliera y conociera a sus dos compañeros que estaban en el patio trasero, eran dos perros grandes que impresionaron a Luz en el primer momento, pero la reconocieron como amiga de Enzo y no tardaron en ponerse a jugar, los dos caninos no eran para nada agresivos, si bien eran grandes aun eran jóvenes y muy juguetones, cuando reconocían que no había peligro con esa persona. Ambos pasaron un gran día, además de mostrarle la casa Enzo también le mostro su moto, jactándose de que ahora era un deportista también, pero ella en eso si no podía tomarlo en serio, él le cocino, la trato como el sabia tratar a una invitada, y ella recordaba los buenos tiempos que siempre la consentía en lo que podía.
Cuando llego la noche, él la llevo a su casa, se despidieron, pero con la condición de no volver a perder el contacto de esa manera.

Después de dejarla se fue a su casa,  pasó por una casa de comida a comprarse algo de cenar y continuó para su casa. Enzo solía darle cada vez más importancia a las coincidencias, como una noche estando melancólico pensando en Lucia, salió y se terminó encontrando con la mujer que ocupo el siguiente lugar en su vida, con Luz, pasaron un gran día juntos, fue la distracción justa y necesaria.
Luz fue en su vida, alguien que lo iluminaba en malos momentos, y eso le parecía más aun un juego audaz del destino. Cada vez que los pensamientos y la distancia con Lucia se hacían difícil aparecía ella, lo distraía un poco y lo despejaba.
Después de cenar, Enzo como siempre le abrió la puerta para que sus perros entraran,  corrió detrás de ellos hasta que se tranquilizaron, dejaron de desordenar y se fueron a su cama. Como todas las noches él tuvo que luchar por recuperar un pequeño lugar en la cama para poder acostarse, dormía cómodamente y se sentía muy acompañado por sus mascotas a las que quería.
Enzo se despertó temprano, cuando los perros empezaron a hacer ruido para poder salir, pero un sueño que tuvo por la noche, lo dejaba pensando, no paraban de aparecérsele imágenes de Lucia, hacía mucho tiempo que no le pasaba eso, estaba bastante contrariado, no dejo de pensar en ello, ni durante el desayuno, ni durante el viaje a su trabajo, ni en su trabajo.
Desde la última vez que la vio, ya no había vuelto a tener contacto con ella, no sabía de su vida, y por alguna razón no podía sacársela de su mente, pero ahora era mucha la distancia que los separaba, muchos años desde que su relación había terminado, y justo cuando creía que ya lo había superado, el sentimiento por ella le caía como una roca que no podía sacársela de encima.

Cuando su vida daba vueltas, cuando todo era muy confuso y necesitaba tomar una decisión importante, no tenía ninguna duda de que tenía que recurrir a su amigo. “Tengo a Lucia acosándome en mis sueños HELP!!!”, fue el mensaje que le mando a David, en clara señal que necesitaba hablar con él lo más pronto posible, “nos vemos en el local”, fue la respuesta.
 Cuando estaba cerrando Enzo, llego David, se pusieron a conversar de todo lo que tenían que hablar, David como buen amigo, lo escucho, le aconsejo y hasta lo reto un poco por esa actitud de adolescente enamorado que tenía su amigo, sabía que cuando se ponía así, podía hacer siempre alguna locura.
Pero llego tarde para el último consejo, la locura ya estaba en marcha. David casi lo mata en ese momento, cuando su amigo le dijo que vendía su empresa, esa que tanto le había costado levantar de la nada, que el mismo había sido testigo. La locura de turno en la mente de Enzo era vender la totalidad de la empresa, pero dividido en dos partes el 51%, ya había preparado los papeles con su abogado para cedérsela a su amigo David, mientras que buscaría un socio inversor que quisiera quedarse con el 49% restante, eso lo dejaría a Enzo sin más que hacer en la empresa y con una buena cantidad de dinero en su cuenta bancaria.
David se negó en primer momento, pero los argumentos de Enzo eran irrefutables, de todos modos, le estaba cediendo un capital importante, en total confianza, una empresa que prácticamente ya marchaba sola.
A los pocos días, firmaron los papeles correspondientes a ese trámite, y al poco tiempo su abogado consiguió un interesado en invertir en el 49%, después de varias reuniones, se decidieron y firmaron todos los documentos correspondientes.
Enzo ya sin trabajo, con una buena cantidad de dinero en la cuenta del banco, y con mucho tiempo libre, sabiendo que su querida empresa estaba en manos de confianza, sabía que era hora de luchar por Lucia.